Dado el vertiginoso ritmo de crecimiento anual de los tráficos portuarios en el mundo, no podemos estar ajenos a ello considerando que somos, eminentemente, un país marítimo que
depende de este tráfico para su economía, lo que implica que tenemos que estar preparados.
El crecimiento del comercio exterior chileno, por los tratados de libre comercio y la evolución tecnológica del transporte marítimo, provocó la promulgación de la Ley N°19542, cuya última versión data del 22 de enero del 2011. Es la llamada Ley de Modernización Portuaria la que permite la participación del sector privado en el desarrollo y explotación de puertos estatales, mediante el régimen de concesiones.
La tecnología junto al comercio internacional han ido evolucionando para satisfacer la creciente demanda internacional de materias primas, productos elaborados o semielaborados, lo que ha impactado fuertemente en el desarrollo del transporte marítimo, ahora con naves de última generación.
Debido a la apertura de los mercados internacionales, donde nuestro país está inserto, se dan oportunidades para la exportación e importación de productos, las cuales han forzado la eficiencia portuaria para que los puertos sean cada vez más competitivos y puedan realizar una planificación naviera que cumpla con los estándares necesarios para lograr la satisfacción del cliente.
Capacidad adecuada
Como se ha dicho en otros artículos al respecto, el gran desafío de Chile es contar con puertos de capacidad adecuada para la atención de este nuevo tipo de naves en forma eficiente, con el objetivo de reducir costos y lograr una ventaja competitiva y diferenciadora sostenible.
Las terminales portuarias cumplen un rol fundamental para la economía nacional, dado que el sector marítimo moviliza más del 90% del comercio exterior. Es por este motivo que existe preocupación por el protagonismo en la economía chilena de los puertos, dentro de la cadena logística tanto para exportaciones como importaciones. Esta industria tiene grandes desafíos para los próximos años, ya que a fin de adaptarse a los profundos cambios en la tecnología de la industria naviera y sus nuevos estándares, tendrá que considerar inversiones de envergadura.
Se habla en la actualidad de los «puertos de tercera generación», donde la administración y gestión portuaria se caracterizan por actividades integradas de transporte y la por creación de plataformas logísticas, capaces de soportar cantidades físicas de mercancías como de documentación, por lo que en definitiva son centros o nodos dentro de una intrincada red, sujeta a la Administración de la Cadena de Suministro (SCM).
Muestra de ello son los puertos de San Antonio y Valparaíso, los que han desarrollado alteraciones en sus planes maestros para enfrentar los cambios en el crecimiento que demandará el transporte marítimo actual y futuro, tanto en la cantidad como en nuevos tipos de naves para atender.
Se debe considerar una estructura estable en el sector público, encargada de la promoción de gestión en el área y dotar de los recursos necesarios para los cambios. La integración de los puertos en esta estructura debe suponer una red propia, creada para el sistema portuario de interés general.
El impulso de la tecnología y de la innovación en el sistema portuario tendrá efecto si se ejerce desde la concertación plena entre autoridades portuarias, la academia y la empresa privada del sector. Es con esta condición que se podrá desarrollar la estrategia propia del sector portuario, enmarcándola para la investigación, innovación y competitividad fijada en programas a definir.
Nuevo escenario
Como la planificación portuaria consiste en el proceso de identificación de la demanda futura de servicios portuarios, con el objeto de la configuración de una oferta de servicios que resulte viable, confiable y sostenible, diversos actores de la cadena portuaria, como lo son los concesionarios, autoridades públicas, transporte multimodal, universidades con su apoyo tecnológico, empresas de ingeniería, etc., deben ser considerados socios clave para que lleguen a contribuir con valor innovador, alineado a la visión y misión del puerto en particular, para el logro fundamental que exige el nuevo escenario del transporte marítimo mundial.
Considerando un marco estratégico, las actividades clave son indudablemente de interés general, donde el control y apoyo al desarrollo de los puertos, la investigación orientada a la creatividad, las alianzas con empresas complementarias, dan un cuadro de mando integral para el logro de objetivos.
Pensando que la transferencia de carga por los puertos ha experimentado un incremento sostenido durante la última década, una propuesta de valor se podría realizar u orientar con un acceso al talento y al conocimiento, como sería una organización de estudios superiores, búsqueda de soluciones a problemas en focos de expertos, proyección de infraestructura para la nueva demanda de naves tradicionales y de última generación, además de apoyo a la empresa privada para que esta realice actividades de valor.
Como sabemos, en la actualidad los buques se destinan, principalmente, al transporte internacional de mercancías, y dentro de las naves típicas que llegan a un puerto se destacan los buques graneleros, buques portacontenedores, petroleros o buques tanque, buques frigoríficos, carga rodante y buques de pasajeros.
Como se ha definido anteriormente, sobre la importancia de los puertos marítimos, no se puede permitir que estos se transformen en un freno a nuestra economía, que básicamente depende de los commodities, específicamente el cobre, principal producto minero que representa más del 90% del PIB sectorial.
fuente: elmercurio.com
Por: Jaimer Francisco Leyton para elmercurio.com